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sábado, 30 de enero de 2010

Capítulo 2.

Abrí los ojos lentamente. Una pequeña mosca rondaba por el techo de mi habitación. Hacía calor. Bostecé y me incorporé tirando hacia mis pies las sábanas. Me levanté y por poco pierdo el equilibrio. Tal vez debería volver a acostarme, pensé. Deseché la idea en cuanto miré el reloj y vi que ya eran más de las 10. Caminé medio grogui hasta la cocina. Seguía igual que todos los días. Las paredes de color pastel y los muebles de acero plateado daban sensación de opresión por lo que me limité a coger un zumo de piña del armario y un buen puñado de galletitas para el café. Cerré la puerta de la cocina y caminé por el estrecho pasillo hasta el salón. Bueno, más bien lo hubiera hecho de no ser por que me extrañó no oir el sonido de Slipknot o Sistem of a Down que normalmente solía provenir de la habitación de Jason desde las 9 de la mañana. Tal vez esté con los auriculares puestos, pensé. Y ahí fue cuando se me calleron las galletas al suelo.
MIerda. Mierda, mierda y mierda. Salí corriendo hacia mi cuarto solo para ver lo que ya sabía. Era obvio que hoy era lunes. Y lo que también era obvio es que llegaba tarde al instituto. Corrí hasta la habitación de Jason, y tal y como esperaba, él no estaba.
- Te voy a matar, Jason.- Dije medio gritando a la vez que comenzaba a ponerme el uniforme del instituto.

Entré corriendo a la sala de estar y cogí mi móvil.

- ¿Si?- Contestó una voz.

- ¿Xander?- Comencé a abrocharme aquellos horribles zapatos ortopédicos. Me coloqué el móvil en el hombro.- ¿Me podrías echar una mano?

- Hora y Lugar.- Dijo más que dispuesto.

- Necesito que me encubras en el instituto.- Supliqué.- Jason no me ha despertado. ¡Y Llego muy tarde!- Casi lloré.

- ¿Quieres que pase a recogerte?- Dijo.

- No, Gracias. Ya estoy saliendo de mi casa.- Cerré de un portazo y me colgué la bandolera mientras pulsaba el botón de la planta baja.- Tan sólo díselo a Megan y dí que estoy en el médico, sólo si preguntan.

- A sus órdenes, mi Sargento Anellys.- Dijo con entusiasmo.

- Gracias, Xander. Te debo una. - Suspiré y colgué el teléfono. En cuanto llegué a la planta baja salí corriendo portal abajo. Me chóqué con alguien y caí al suelo. Dios, qué oportuno, pensé. Una mano me ayudó a lenvantarme.

- ¿Te encuentras bien?- Me levanté y salí corriendo hacia la puerta.

- ¡Gracias!- Le grité al desconocido.

Crucé rápido la calle, sin pararme a ver los coches que pitaban a mi paso la imprudencia que acababa de cometer. A lo lejos ví la puerta principal del instituto Harley League High School. Y también oí el sonido de la campana que anunciaba el final del recreo y como el idiota del conserje me cerraba la puerta. Esta vez miré a ambos lados antes de cruzar pero no llegué a esperar a que estuvviera en verde. Para cuando llegué a tocar la puerta principal con las manos, todo los estudiantes ya habían pasado al recibidor y se dirigían a sus respectivas clases.
Mierda, volví a pensar. Corrí hasta la puerta trasera que conectaba con el gimnasio. También estaba cerrada, pero no había tiempo. Tiré mi mochila hacia el interior de la valla y salté con agilidad. La valla no era lo que se dice muy alta por lo que no tuve dificultad si contamos con mis ``dones´´. Agarré de nuevo la bandolera y eché a correr atravesando el campus. Algunos estudiantes que en ese preciso instante estaban calentando para realizar algun tipo de ejercicio, no se cual, me miraron con cara extraña, mientras que algunas de las chicas que ahora salían del vestuario se pusieron a cuchichear, seguramente sobre mi pelo, pues con las prisas, a malas penas había tenido tiempo para peinarme. Como siempre, cada punta de mi cabello, giraba en una dirección opuesta por culpa del aire.
Entré en el pabellón de las clases. Apenas quedaban estudiantes en los pasillos. Corrí hacia la clase de Biología y cuando estuve frente a la puerta, respiré hondo. Dentro se oía barullo, lo que quería decir que el profesor aún no había llegado. Abrí la puerta y entré. Todos se giraron a mi paso mientras me dirigía al lado de Megan. Ésta se situaba apartada de los demás, dibujando en un pequeño cuaderno que solía renovar cada curso. Me senté junto a ella.

- Hola.- Le dije, soltando sobre el suelo mi mochila.

- Veo que ya te encuentras mejor.- Dijo. Dejó de pintar y se giró para mirarme y sonreírme.- Xander me lo ha dicho ésta mañana.

Se giró y siguió dibujando en su cuaderno. Su pelo negro caía hasta la mesa y por lo que había visto, había estado llorando. Sus mejillas estaban coloradas y sus ojos negros hinchados.

- ¿Qué te ha pasado?- Le dije preocupada.

- Nada. - La gente seguía mirándome.- Por cierto, - Añadió.- Llevas la camiseta del revés.-Dijo intentando evadir el tema.

- Me da igual.- Contesté fríamente. Miré al final de la clase y vi a Xander con su grupo de amigos. Me miró y me sonrió.- En seguida vuelvo.- Le dije.

Me miré la camiseta. Bah, qué más da. Cogí la mano a Xander y lo arrastré fuera de aquella conversación ajena. Me miró y se rió.

- ¿Qué te ha pasado? Llevas la camiseta del revés.- Me puso la mano en la frente, fingiendo preocupación.- ¿Tienes fiebre o algo por el estilo?

- ¿Qué le ha ocurrido a Meg?- Le dije. La miré de soslayo. Ella seguía pintando. A Xander se le oscureció el semblante.

- Ha sido Cassie.- Dijo.

- Oh.- Dije con sarcasmo. - Ahora se llama Cassie.- Rodé los ojos y me giré. En aquel momento entró el profesor Eddison.

El resto de la clase la pasé preocupada. Si el grupito de Cassandra había vuelto a molestar y a burlarse de Megan, no íbamos por buen camino.

La clase terminó. Seguí a Meg, que parecía tener prisa y caminé a su lado. Llegamos a las taquillas. La suya estaba pintada y llena de post-it con amenazas y burlas. Me indigné.

- ¿Y esto?- Dije casi gritando.- ¿Cuanto piensas consentir, Meg?- Comenzé a quitar los post- it a pares. Una vez terminé, me mojé el dedo índice con saliva y borré los restos de rotulador.

- Qué bien se te da eso, Anellys. Tal vez en un futuro puedas llegar a limpiar el portón de mi casa.- Un coro de risas siguieron a la voz de pito que había pronunciado la frase. Me giré.

- ¿Tienes algún problema, Cassandra?- Dije de mal humor. La gente curiosa comenzó a situarse alrededor de Cassandra. Vaya, al parecer iba a tener público.

- Oh, no.Qué va. Solo que tu amiguita,- y señaló a Meg con un movimiento de barbilla.- el otro día dibujó una caricatura mía. Mantenla atada y dile que se esté quietecita, ¿vale?.- Y acto seguido me tiró una bola de papel a los pies. La recogí y felicité a Meg.

- Enhorabuena, Megan. Es un retrato de ``Cassie´´ perfecto. Tal vez debamos colgarlo a tamaño real en la puerta del instituto para que todo el mundo pueda apreciarlo ¿no crees?- La gente rió. Había dado en el clavo. Cassie miró frustrada a la multitud. Luego se volvió a dirigir a mí.

- ¿Por que no te vas a barrer, ``pelo escoba´´?- Luego se fijó en mi camiseta y rió.- ¿También eres ciega? ¿O es que no te has mirado al espejo?- Sus amigas rieron. Los demas espectadores ya olían a pelea. Ahí fue cuando me dió el calentón. Caminé borrando el espacio entre nosotras y cuando estuve a menos de 5 centímetros de su cara le solté:

- Cassandra, - Fuí subiendo el tono de voz a cada palabra que dije, por lo que acabé la frase gritando.- ¿Por qué no te metes esa coleta de ``caballo´´ en la boca y nos haces un favor a todos?- Y le soplé en el flequillo,despeinándolo.Todos soltaron un ``ooohhhh´´, y Cassie por poco se pone a llorar. - Qué pena.- Dije.- He despeinado tu hermoso flequillo cargado de kilos y kilos de laca.

Se dió la vuelta indignada, seguida por sus secuaces. Me di la vuelta y Meg me abrazó. Y antes de que la gente comenzara a marcharse, vi a Xander, que con una sonrisa en la boca, comenzó a aplaudir. La gente comenzó a imitarlo y en menos de un segundo me vi rodeada de brazos que me felicitaban y se reían de Cassie.

- Pero cómo no voy a ser popular.- Dije sonriendo para mí misma.

Un chico moreno de ojos azules sonreía desde las escaleras, mientras yo seguía regodeándome de mi victoria
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